«Renovarse o morir», un dicho popular que nos recuerda que no podemos resistirnos al progreso. Los cambios de etapa nos emocionan: son sinónimo de evolución y de rutinas renovadas. Para muchos, los cambios de estación tienen un significado similar y, aunque el cambio climático esté modificando las condiciones a las que estamos acostumbrados, los equinoccios y los solsticios siguen marcando el momento exacto en que la Tierra entra en el siguiente periodo astronómico.
Ayer sábado, 23 de septiembre, en concreto, a las 08:50 horas, dio inicio el equinoccio de otoño en el hemisferio norte. Para mí, una colombiana de sangre caliente y que no estaba acostumbrada a las estaciones, hace unos años esto no hubiera significado nada, pero después de casi quince años viviendo en España, es otro cantar.
Por un lado, me lo viene avisando mi cuerpo con la alergia que ya me tiene hasta el moño, y por el otro, se acabó el verano, época de parranda, alegría, playa, sol, mar y todo lo que eso implica. Ahora toca volver a poner el polo a tierra, retomar los proyectos y continuar con mi vida donde la había dejado aparcada.
¿Con qué me encuentro al sentarme frente al portátil? Con una novela que por mucho que me esfuerce, no me fluyen las ideas. Me encuentro bloqueada. También tengo en la agenda una feria en El Masnou, prácticamente a la vuelta de la esquina, a la que quiero llevar algo más que la historia de Laura. Con todo esto en mente, y como actúo por impulso, he decidido publicar una colección de relatos, pero con unidad temática. Opté por el género erótico.
Espero que también me acompañen en esta nueva andadura, como lo han hecho hasta ahora. Ya les iré contando cómo voy y compartiendo avances del proceso.
Gracias totales y un fuerte abrazo para todos.